Una de las palabras
más utilizadas en el mundo actual es “cambio”. Una palabra que está en boca de
ejecutivos, profesionales, motivadores, coaches, personas del común, con la que
tratan de significar el proceso de transformación que están viviendo los
individuos o la situación que saben que pronto van a emprender o provocar en
sus vidas.
Cambiar implica
muchos movimientos tanto al interior (que son los más importantes), como al
exterior de las personas. Es una opción, un compromiso personal que implica
salir de la estabilidad construida y afianzada para crear una nueva ruta de
crecimiento y conquista propia. Mucho se ha escrito sobre el cambio, sobre cómo
cambiar, pero poco realmente se practica y se concreta para que la palabra se
materialice.
Siguiendo algunas
ideas de Horacio Andrade, en su libro “Cambio o fuera”, cinco son los elementos
comunes cuando de enfrentar, desarrollar, provocar o concretar un cambio se
requiere.
1. Desprender las propias creencias, los
paradigmas, de lo que hemos dado por hecho prácticamente sin cuestionamiento
alguno a lo largo de la vida. Este primer elemento, es un movimiento
interior profundo, una confrontación interna que lleva a cuestionar nuestras
propias seguridades, para habilitar nuevas posibilidades de ver la vida y
potenciar nuestras habilidades o desarrollar nuevas para llevarnos al siguiente
nivel de evolución que espera para mostrarnos todo lo que podemos alcanzar.
2. Asumir los riesgos inherentes al cambio.
No es posible concretar un cambio sin motivar una zona de incertidumbre, una
zona de inestabilidad tanto interna como externa. Un riesgo es un movimiento
incierto que atenta contra aquellos elementos establecidos por el paradigma
vigente, una forma alterna de pensamiento que motiva repensar lo conocido e
incomodar la práctica actual.
Es importante
distinguir entre ser arriesgado y ser temerario. Mientras el primero es una
persona que valora y precisa los retos que implica moverse de un lugar a otro,
el segundo es un individuo que se lanza a lograr cosas sin reflexión ni
valoración, un ser dispuesto a todo, un egoísta que confunde los fines y los
medios para alcanzar sus metas.
3. Desarrollar el pensamiento lateral.
Debono (2006) anota que el pensamiento lateral es un pensamiento
contraintuitivo, donde es necesario cambia el patrón habitual de pensamiento
para ver distinciones antes inexploradas. Lo anterior, supone romper la tradición
sobre la cual está construido el ejercicio del cambio, para plantear caminos
ingeniosos y posibilidades inadvertidas que permitan una vista refrescante de
la realidad, que sólo es posible cuando desconectamos aquello conocido,
incorporamos aspectos novedosos o inesperados y volvemos a reconstruir bajo
nuevos supuestos.
4. Aprender a cambiar uno mismo, lo que demanda
de una buena dosis de autocrítica y, sobre todo, de humildad. Un elemento
que busca conectar la estrategia de cambio con las motivaciones internas, los
valores y creencias propias con el fin de traducirse así mismo en el cambio que
se quiere proyectar. Comprender en detalle los seres que somos, nuestras
capacidades, limitaciones y retos, nos habilitar para soñar con la mente en el
cielo y la ejecución con los pies en la tierra. Nadie puede reemplazarnos en el
camino de hacernos mejores versiones de nosotros mismos.
5. Motivar transformaciones en los otros.
Este último elemento tiene dos connotaciones muy importantes: a) las personas
tienen derechos y b) cada uno tenemos obligaciones y responsabilidades.
Transformar a otros, implica respetar quienes son, cómo conciben la vida y
entender las motivaciones que los movilizan, y de igual forma, comprender
nuestro papel en la sociedad, que implica hacernos conscientes de lo que se
espera de nosotros, nuestras obligaciones y responsabilidades para hacer que
las cosas pasen.
Si entendemos que el
cambio nace en una condición interna de los hombres y que el entorno, anticipa
o genera aspectos que lo aceleran o lo inhiben, es importante entender que en
un mundo donde las certezas han desaparecido, como afirma Andrade (2011, p.128),
“hay que estar siempre abierto y hay que
ser todo lo flexible que se necesite, porque aprender consiste, precisamente,
en acceder a otras formas de ver la realidad”.
El Editor
Referencias
De Bono, Edward (2006)
El Pensamiento Lateral. Madrid,
España: Editorial Paidós Ibérica S.A.
Andrade, H. (2011) Cambio o fuera. Dirigir en el siglo XXI. Estados Unidos de América:
Palibrio.
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