domingo, 15 de mayo de 2016

Consultores educativos

En un mundo de cambios acelerados, no es raro que la educación se encuentre de manera permanente en crisis, como quiera que los intereses educativos asistidos por una vocación humanista y el deseo trascendente de la acción humana en la sociedad, se contrapone con la necesidad de avance y desarrollo tecnológico que impregna la postura consumista y muchas veces utilitarista de la sociedad de la información y el conocimiento.

En el pasado (y aún hoy) la educación asistida por su influencia mecanicista, donde en las escuelas y particularmente en el aula, era posible satisfacer todas las necesidades esenciales de aprendizaje de los individuos, centró su desarrollo y expansión concentrada en la enseñanza, ofreciendo a los educadores las técnicas más relevantes para concretar la esencia de la educación, como lo es el aprendizaje. Un ejercicio de relación jerárquica donde el educador se sube en el pedestal del conocimiento y los estudiantes deben conocer y aprender de los contenidos expuestos por el docente.

El saber inherente de los estudiantes en este modelo no es parte del reconocimiento del sistema educativo. Sólo a través de superar las pruebas y condiciones para declararlo “educado” es viable determinar qué tanto ha aprendido el individuo y en qué nivel de logro se encuentra, para establecer una clasificación de los mismos con el propósito de generar una vista de logro o distinción que, siendo inicialmente una motivación para el estudiante, termina siendo una propuesta individualista y desconectada de la visión colectiva de la sociedad.

La educación concebida de esta forma le resta protagonismo la estudiante, define una frontera de saber en el maestro, repite la forma de pensamiento del educador en el alumno y restringe los procesos de creatividad y construcción de reflexiones alternas a las ilustradas por el profesor (Belando, 2015). En este sentido, los pedagogos, los maestros, los educadores y todos los implicados en los diferentes ámbitos y etapas educativas, deben deconstruir sus prácticas docentes y pedagógicas de la visión mecanicista y reconocer en la incertidumbre, la ambigüedad y la complejidad los nuevos normales para construir propuestas educativas ajustadas a los tiempos actuales.

Si bien el pedagogo tradicional, asistido por su formación base para concretar aprendizajes determinados en la realidad los estudiantes, particularmente fundados en un “aprender por asimilación”, el cual busca adquirir información para percibir, asimilar y actuar  basado en una estructura previa incorporada para reconocer y dar significado a estímulo específico (De Geus, 2011), debe mostrar capacidad de respuesta a los tiempos modernos y las realidades empresariales, para proponer apuestas pedagógicas versátiles y arriesgadas, que permitan aprendizajes flexibles e innovadores, de tal forma que se privilegie espacios de “quiebres conceptuales” que abran la puerta a nuevos avances sociales, económicos, políticos y tecnológicos.

Lo anterior, requiere una vista sistémica de la educación que privilegie la contradicción, lo incierto y la volatilidad de los entornos de negocio actuales, para que el “aprendizaje por acomodación” donde la experimentación y adaptación sean la esencia del conocer y aprender, una ruta que si bien no sabe qué resultado le espera al final, si concreta una transformación personal del individuo, pues ha recorrido un camino desconocido y generado una propuesta nunca antes vista. Por tanto, el error como resultado no es viable, sino que es una condición natural del proceso en el cual estamos conociendo y por lo tanto no puede ser calificada.

En consecuencia, debe haber una convergencia epistemológica y práctica del pedagogo y la realidad de la dinámica empresarial, de tal forma que se nutran mutuamente para construir una nueva distinción académica y empresarial, que promueva sociedades de aprendizaje permanente, asistidas por una nueva raza de educadores híbrida que construya saberes individuales y empresariales que abracen y construyan el futuro de la sociedad y el mundo: los consultores educativos.

Referencias
De Geus, A. (2011) La empresa viviente. Hábitos para sobrevivir en un ambiente de negocios turbulento. Buenos Aires, Argentina: Gránica.
Belando, M. (2015) La educación como idea, como hecho y como desafío. En Belando, M. (Coord.) (2015) La educación repensada. Dinámicas de continuidad y cambio. Madrid, España: Pirámide. 

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