En un mundo de
cambios acelerados, no es raro que la educación se encuentre de manera
permanente en crisis, como quiera que los intereses educativos asistidos por
una vocación humanista y el deseo trascendente de la acción humana en la
sociedad, se contrapone con la necesidad de avance y desarrollo tecnológico que
impregna la postura consumista y muchas veces utilitarista de la sociedad de la
información y el conocimiento.
En el pasado (y aún
hoy) la educación asistida por su influencia mecanicista, donde en las escuelas
y particularmente en el aula, era posible satisfacer todas las necesidades
esenciales de aprendizaje de los individuos, centró su desarrollo y expansión
concentrada en la enseñanza, ofreciendo a los educadores las técnicas más
relevantes para concretar la esencia de la educación, como lo es el
aprendizaje. Un ejercicio de relación jerárquica donde el educador se sube en
el pedestal del conocimiento y los estudiantes deben conocer y aprender de los
contenidos expuestos por el docente.
El saber inherente
de los estudiantes en este modelo no es parte del reconocimiento del sistema
educativo. Sólo a través de superar las pruebas y condiciones para declararlo “educado”
es viable determinar qué tanto ha aprendido el individuo y en qué nivel de
logro se encuentra, para establecer una clasificación de los mismos con el
propósito de generar una vista de logro o distinción que, siendo inicialmente
una motivación para el estudiante, termina siendo una propuesta individualista
y desconectada de la visión colectiva de la sociedad.
La educación
concebida de esta forma le resta protagonismo la estudiante, define una
frontera de saber en el maestro, repite la forma de pensamiento del educador en
el alumno y restringe los procesos de creatividad y construcción de reflexiones
alternas a las ilustradas por el profesor (Belando, 2015). En este sentido, los
pedagogos, los maestros, los educadores y todos los implicados en los
diferentes ámbitos y etapas educativas, deben deconstruir sus prácticas
docentes y pedagógicas de la visión mecanicista y reconocer en la
incertidumbre, la ambigüedad y la complejidad los nuevos normales para
construir propuestas educativas ajustadas a los tiempos actuales.
Si bien el pedagogo
tradicional, asistido por su formación base para concretar aprendizajes determinados
en la realidad los estudiantes, particularmente fundados en un “aprender por asimilación”, el cual busca
adquirir información para percibir, asimilar y actuar basado en una estructura previa incorporada
para reconocer y dar significado a estímulo específico (De Geus, 2011), debe
mostrar capacidad de respuesta a los tiempos modernos y las realidades
empresariales, para proponer apuestas pedagógicas versátiles y arriesgadas, que
permitan aprendizajes flexibles e innovadores, de tal forma que se privilegie
espacios de “quiebres conceptuales” que abran la puerta a nuevos avances
sociales, económicos, políticos y tecnológicos.
Lo anterior,
requiere una vista sistémica de la educación que privilegie la contradicción,
lo incierto y la volatilidad de los entornos de negocio actuales, para que el “aprendizaje por acomodación” donde la experimentación
y adaptación sean la esencia del conocer y aprender, una ruta que si bien no
sabe qué resultado le espera al final, si concreta una transformación personal
del individuo, pues ha recorrido un camino desconocido y generado una propuesta
nunca antes vista. Por tanto, el error como resultado no es viable, sino que es una condición natural del proceso en el cual estamos conociendo y por lo tanto no puede
ser calificada.
En consecuencia,
debe haber una convergencia epistemológica y práctica del pedagogo y la
realidad de la dinámica empresarial, de tal forma que se nutran mutuamente para
construir una nueva distinción académica y empresarial, que promueva sociedades
de aprendizaje permanente, asistidas por una nueva raza de educadores híbrida
que construya saberes individuales y empresariales que abracen y construyan el
futuro de la sociedad y el mundo: los consultores educativos.
Referencias
De Geus, A. (2011) La empresa viviente. Hábitos para sobrevivir
en un ambiente de negocios turbulento. Buenos Aires, Argentina: Gránica.
Belando, M. (2015)
La educación como idea, como hecho y como desafío. En Belando, M. (Coord.)
(2015) La educación repensada. Dinámicas
de continuidad y cambio. Madrid, España: Pirámide.
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