En el camino de la innovación y
desarrollo de capacidades distintivas, tanto en las personas como en las
organizaciones, se requiere una alta dosis de tolerancia a la falla, o mal
llamado fracaso. Palabra que tiene una carga emocional que afecta a las personas
y no les permite, movilizarse, sabiendo que lo que realmente ocurrió fue un
intento más para ser mejor y aproximarse a sus sueños.
En este contexto, para mantenerse
“delante de la curva”, se hace necesario anticiparse e intentar cada vez mejor
para llegar primero que otros y sentar las bases de los nuevos desarrollos que
motiven la siguiente ola de nuevas ideas y logros. En este sentido, varios
académicos y hombres de empresa, ofrecen las siguientes recomendaciones:
1. Equivóquese rápido y capitalice las lecciones aprendidas. Esta
recomendación nos motiva a desarrollar prototipos ágiles de las ideas, con el
fin de establecer los efectos y posibilidades de las mismas. Esto supone
explorar, probar y analizar las ventajas y limitaciones de la idea, que permita
confirmar o no sus bondades, o descubrir otras que no se habían formulado
previamente.
2. Mantenga desacuerdos y controversias con FAST (Liderazgo de Kodak).
Las controversias nos hablan de puntos de vista diferentes, de oportunidades y
lecturas de la realidad enriquecidas. Para explotar este potencial, debemos ser
FAST (Focus, Accountability, Simplicity y
Trust – Foco, Hacerme responsable, simplicidad y confianza), es decir focalizar
estas diferencias de manera sencilla, responsable y confiada, de tal forma que
todos puedan leer en los otros, una propuesta nueva que sume en desarrollo de
la innovación.
3. Sea confiable y competente: equivóquese de manera diferente en cada
nuevo intento. Una persona confiable continúa a pesar del contratiempo que
se le presenta, busca formas alternas de ver la situación problemática e
insiste en el ejercicio de vencer su propio paradigma para leer la realidad
diferente. De esta forma, la competencia se va consolidando de tal forma que su
capacidad para crear el futuro, no está en sus logros previos, sino en su motivación
para proponer escenarios novedosos.
4. Siempre hágase la pregunta: ¿cuál puede ser el peor escenario? Esta
pregunta, recaba en la necesidad de evaluar los impactos de las acciones que se
adelantan. Mientras la dignidad humana no esté en juego, no se tenga
situaciones contrarias a la ley y no se contradigan los fundamentos de
convivencia pacífica, las actuaciones de los innovadores serán ocasiones para
advertir la nueva frontera del conocimiento y la forma como la humanidad
potencia sus propias capacidades.
5. Recuerde, sus cicatrices son el preámbulo de los aprendizajes del
mañana. Cada vez que se intenta hacer algo y no sale como se esperaba, se
genera una herida (personal o social) que con el tiempo sana (cicatriza) y se
hace parte de la vitrina de las fallas. Una vitrina que recuerda la fuerza, el empeño,
el aprendizaje y las ganas para hacer la diferencia. Somos fruto de un esfuerzo
permanente para superar nuestra propia inercia y revelar el valor de nuestras
cicatrices como impronta de la perseverancia para conquistar nuestros sueños.
Por tanto, mientras el fracaso
para el mundo de los reconocimientos y logros, es ocasión de temor y dudas, que
compromete la imagen y confiabilidad de una persona; para el innovador es la
carta de presentación que lo guía para superarse a sí mismo y quebrar la línea
del conocimiento, un momento de verdad para aquellos que se han arriesgado a caerse y lastimarse, y
cuyas cicatrices dan cuenta de su voluntad inquebrantable para hacer que las
cosas pasen.
El Editor.
Referencia
Li, C. (2015) Liderazago abierto. De qué modo la tecnología social puede transformar su manera de liderar. Buenos Aires, Argentina: Gránica Ediciones.