lunes, 10 de junio de 2013

Hombres de negocios



Revisando las ideas de TRUMP y KIYOSAKI en su libro “El toque de Midas”, con frecuencia se escucha en conversaciones entre padres e hijos: “Debe estudiar para que después consigas un empleo bien pagado”, o muchas veces las advertencias de los profesores universitarios: “Si no sacas buenas calificaciones, no tendrás un buen empleo”, frases que de una u otra forma conspiran contra la visión de ser empresarios, de arriesgarse a construir negocios novedosos e innovadores para transformar su propio entorno.

De acuerdo con estos dos empresarios, existen cuatro tipos de personas en el contexto de los negocios, que de manera determinante establece el enfoque de ellas y el foco donde quieren actuar. Para los autores los tipos son: E – Empleados, A – Autoempleado o Especialista, D – Dueño de Negoción Grande e I – Inversionista.

El Empleado, aquel que busca un trabajo seguro y con prestaciones. Esta persona desea la garantía de pertenecer a una nómina, que le paguen a tiempo, asegurar algo de tiempo libre, prestaciones especiales y que los asciendan de puesto. Estos individuos si bien tienen todo el derecho querer una estabilidad y claridad sobre sus futuro en la empresa, no pueden abandonar el potencial que tienen para apalancar grandes transformaciones. La inercia organizacional hace presa de estos seres mutilando sus sueños, negándose a seguir creciendo y buscar nuevas formas de pensar la vida y mantenerse vigente y con capacidad de empleabilidad en el mediano y largo plazo.

El Autoempleado o especialista, de acuerdo con los autores, son aquellos que lograron modificar con éxito su enfoque y pasaron del cheque constante de nómina, la seguridad y las prestaciones, a ser su propio jefe y hacer las cosas de la manera que a ellas les gusta. Los profesionales de este cuadrante saben que si quieren que las cosas pasen, deben hacerlo ellos mismos. Su capacidad y especialidad que les ha brindado su estudio y experiencia los hace individuos con activos de conocimiento específico que, focalizados en sectores o industrias específicas, son capaces de generar ingresos importantes y gran capacidad de influencia en otros. Si estos personajes, no avanzan en la búsqueda de buenos socios con ideales o retos semejantes, serán presa de las cargas impositivas y disminución de su capacidad de acción en el mediano plazo.

El Dueño de negocio grande, anotan TRUMP y KIYOSAKI, busca personas confiables que puedan realizar distintas labores por ellos. Por lo general, busca a la gente que es excelente en su campo, dado que ellos mismos saben que no son competentes en todos los ámbitos. Utilizan al máximo el talento ajeno para potenciar sus intereses y movilizar a dichas personas hacia el cumplimiento de la misión de la empresa. Estos personajes del tipo D, comienzan poco a poco desde la vista E y A, haciendo pequeños negocios focalizados, de bajo costo que les permita acumular experiencia y desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar el reto de crecer y posicionar una idea y crear activos clave que otros estén dispuestos a pagar por ellos.

El Inversionista, según estos ejecutivos, busca posicionar y potenciar sus negocios con el dinero de otras personas, es decir, saber cómo pedir recursos económicos prestados para generar más ingresos y sentirse cómodo en el proceso. Esta es una habilidad que exige práctica, buenas relaciones y aplicación de lecciones aprendidas, con el fin de cautivar el dinero de otros para potenciar sus negocios (y por tanto sus utilidades), buscando generar nuevas experiencias de valor para sus clientes y motivar nuevos socios en el ejercicio de construir activos valiosos que permitan relaciones gana-gana de largo plazo.

Cualquiera que sea tu tendencia, según estos empresarios, tu conocimiento y capacidad de ver el entorno son elementos fundamentales para enfrentar el reto de superarte a ti mismo, por tanto deberás mantener todo el tiempo la sabiduría del generalista y la profundad del especialista, como formas de alimentar tu liderazgo, asegurar tu misión y encontrarte con el otro, es decir hacer equipo con él: tener muy buenos socios allí donde sabemos que no somos sobresalientes.

El Editor

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