Revisando las ideas de TRUMP y KIYOSAKI en su libro “El
toque de Midas”, con frecuencia se escucha en conversaciones entre padres e
hijos: “Debe estudiar para que después consigas un empleo bien pagado”, o
muchas veces las advertencias de los profesores universitarios: “Si no sacas
buenas calificaciones, no tendrás un buen empleo”, frases que de una u otra
forma conspiran contra la visión de ser empresarios, de arriesgarse a construir
negocios novedosos e innovadores para transformar su propio entorno.
De acuerdo con estos dos empresarios, existen cuatro tipos
de personas en el contexto de los negocios, que de manera determinante
establece el enfoque de ellas y el foco donde quieren actuar. Para los autores los
tipos son: E – Empleados, A – Autoempleado o Especialista, D – Dueño de
Negoción Grande e I – Inversionista.
El Empleado, aquel que busca un trabajo seguro y con
prestaciones. Esta persona desea la garantía de pertenecer a una nómina, que le
paguen a tiempo, asegurar algo de tiempo libre, prestaciones especiales y que
los asciendan de puesto. Estos individuos si bien tienen todo el derecho querer
una estabilidad y claridad sobre sus futuro en la empresa, no pueden abandonar
el potencial que tienen para apalancar grandes transformaciones. La inercia
organizacional hace presa de estos seres mutilando sus sueños, negándose a
seguir creciendo y buscar nuevas formas de pensar la vida y mantenerse vigente
y con capacidad de empleabilidad en el mediano y largo plazo.
El Autoempleado o especialista, de acuerdo con los autores,
son aquellos que lograron modificar con éxito su enfoque y pasaron del cheque
constante de nómina, la seguridad y las prestaciones, a ser su propio jefe y
hacer las cosas de la manera que a ellas les gusta. Los profesionales de este
cuadrante saben que si quieren que las cosas pasen, deben hacerlo ellos mismos.
Su capacidad y especialidad que les ha brindado su estudio y experiencia los
hace individuos con activos de conocimiento específico que, focalizados en
sectores o industrias específicas, son capaces de generar ingresos importantes
y gran capacidad de influencia en otros. Si estos personajes, no avanzan en la
búsqueda de buenos socios con ideales o retos semejantes, serán presa de las cargas
impositivas y disminución de su capacidad de acción en el mediano plazo.
El Dueño de negocio grande, anotan TRUMP y KIYOSAKI, busca personas
confiables que puedan realizar distintas labores por ellos. Por lo general, busca
a la gente que es excelente en su campo, dado que ellos mismos saben que no son
competentes en todos los ámbitos. Utilizan al máximo el talento ajeno para
potenciar sus intereses y movilizar a dichas personas hacia el cumplimiento de
la misión de la empresa. Estos personajes del tipo D, comienzan poco a poco
desde la vista E y A, haciendo pequeños negocios focalizados, de bajo costo que
les permita acumular experiencia y desarrollar las habilidades necesarias para
enfrentar el reto de crecer y posicionar una idea y crear activos clave que
otros estén dispuestos a pagar por ellos.
El Inversionista, según estos ejecutivos, busca posicionar y
potenciar sus negocios con el dinero de otras personas, es decir, saber cómo
pedir recursos económicos prestados para generar más ingresos y sentirse cómodo
en el proceso. Esta es una habilidad que exige práctica, buenas relaciones y
aplicación de lecciones aprendidas, con el fin de cautivar el dinero de otros
para potenciar sus negocios (y por tanto sus utilidades), buscando generar
nuevas experiencias de valor para sus clientes y motivar nuevos socios en el
ejercicio de construir activos valiosos que permitan relaciones gana-gana de
largo plazo.
Cualquiera que sea tu tendencia, según estos empresarios, tu
conocimiento y capacidad de ver el entorno son elementos fundamentales para
enfrentar el reto de superarte a ti mismo, por tanto deberás mantener todo el
tiempo la sabiduría del generalista y la profundad del especialista, como
formas de alimentar tu liderazgo, asegurar tu misión y encontrarte con el otro,
es decir hacer equipo con él: tener muy buenos socios allí donde sabemos que no
somos sobresalientes.
El Editor
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