domingo, 23 de junio de 2013

Promoción y Prevención



Revisando recientemente el libro “Focus. Use different ways of seeing the World for success and influence” escrito por los doctores Grant y Higgins, se plantean dos condiciones básicas para ver el mundo: “jugar para ganar o jugar para no perder”, pareciera que fuese la misma expresión, pero los académicos con amplitud de ejemplos nos muestran que no es así.

De acuerdo con los académicos, podemos tener bien un enfoque de promoción o uno de prevención. Mientras en las personas que predomina el enfoque de promoción, buscan avanzar y evitar perder oportunidades, en aquellas que su vista es de prevención, tratan de minimizar las pérdidas y mantener las cosas operando. Éstas últimas se aseguran que las cosas no salgan mal.

Ambos enfoques deben ser armas fundamentales en los individuos como herramientas para movilizarse de un forma de ver el mundo a otra, como una manera de balancear la estrategia de emprender un reto interesante, sabiendo que podemos encontrarnos múltiples contradictores y resistencias, pero igualmente con patrocinadores y movilizadores que concreten nuestras ideas.

La motivación de los que tienden al enfoque de promoción, es sus ganas de transformar su entorno, su energía para movilizar dicha transformación y las ganas de continuar haciendo que las cosas pasen. Son personas que se lanzan a desarrollar una idea, tienen una alta autoestima y el reto es el combustible que las motiva y las activa para comprender el campo de las posibilidades.

De otro lado, los que se orientan a la prevención, cuidan los detalles, su energía se concentra en establecer el escenario de riesgos que pueden afectar el proyecto que se desarrolla, buscan mantener la racionalidad de las decisiones y los costos asociados con las inversiones, ve a sus asociados como posibles detractores de sus propuestas, por lo que se advierte con claridad un enfoque defensivo.

Cualquiera que sea tu entorno, debemos saber usar ambos contextos, dos visiones que debemos emplear según el momento que se requiera, bien para animar y promover las acciones que nos permitan “hacer cosas diferentes” y lanzarnos a asumir los riesgos calculados, o bien para mantener la prudencia de nuestras decisiones y valorar las probabilidades de los eventos que puedan afectar el buen desarrollo de nuestros proyectos.

La combinación de las dos tendencias aquí detalladas, permiten crear una vida centrada en altos ideales y altamente resistente a las frustraciones, fundando un conjunto de habilidades prácticas tanto psicológicas como profesionales, que desarrollan individuos que se enfrentan a la vida, no sólo para superar retos y alcanzar objetivos, sino seres humanos que se conquistan así mismos, aprenden de cada una de sus empresas y en cada obstáculo y desilusión, encuentra una oportunidad para superar lo inesperado.

El Editor.

lunes, 10 de junio de 2013

Hombres de negocios



Revisando las ideas de TRUMP y KIYOSAKI en su libro “El toque de Midas”, con frecuencia se escucha en conversaciones entre padres e hijos: “Debe estudiar para que después consigas un empleo bien pagado”, o muchas veces las advertencias de los profesores universitarios: “Si no sacas buenas calificaciones, no tendrás un buen empleo”, frases que de una u otra forma conspiran contra la visión de ser empresarios, de arriesgarse a construir negocios novedosos e innovadores para transformar su propio entorno.

De acuerdo con estos dos empresarios, existen cuatro tipos de personas en el contexto de los negocios, que de manera determinante establece el enfoque de ellas y el foco donde quieren actuar. Para los autores los tipos son: E – Empleados, A – Autoempleado o Especialista, D – Dueño de Negoción Grande e I – Inversionista.

El Empleado, aquel que busca un trabajo seguro y con prestaciones. Esta persona desea la garantía de pertenecer a una nómina, que le paguen a tiempo, asegurar algo de tiempo libre, prestaciones especiales y que los asciendan de puesto. Estos individuos si bien tienen todo el derecho querer una estabilidad y claridad sobre sus futuro en la empresa, no pueden abandonar el potencial que tienen para apalancar grandes transformaciones. La inercia organizacional hace presa de estos seres mutilando sus sueños, negándose a seguir creciendo y buscar nuevas formas de pensar la vida y mantenerse vigente y con capacidad de empleabilidad en el mediano y largo plazo.

El Autoempleado o especialista, de acuerdo con los autores, son aquellos que lograron modificar con éxito su enfoque y pasaron del cheque constante de nómina, la seguridad y las prestaciones, a ser su propio jefe y hacer las cosas de la manera que a ellas les gusta. Los profesionales de este cuadrante saben que si quieren que las cosas pasen, deben hacerlo ellos mismos. Su capacidad y especialidad que les ha brindado su estudio y experiencia los hace individuos con activos de conocimiento específico que, focalizados en sectores o industrias específicas, son capaces de generar ingresos importantes y gran capacidad de influencia en otros. Si estos personajes, no avanzan en la búsqueda de buenos socios con ideales o retos semejantes, serán presa de las cargas impositivas y disminución de su capacidad de acción en el mediano plazo.

El Dueño de negocio grande, anotan TRUMP y KIYOSAKI, busca personas confiables que puedan realizar distintas labores por ellos. Por lo general, busca a la gente que es excelente en su campo, dado que ellos mismos saben que no son competentes en todos los ámbitos. Utilizan al máximo el talento ajeno para potenciar sus intereses y movilizar a dichas personas hacia el cumplimiento de la misión de la empresa. Estos personajes del tipo D, comienzan poco a poco desde la vista E y A, haciendo pequeños negocios focalizados, de bajo costo que les permita acumular experiencia y desarrollar las habilidades necesarias para enfrentar el reto de crecer y posicionar una idea y crear activos clave que otros estén dispuestos a pagar por ellos.

El Inversionista, según estos ejecutivos, busca posicionar y potenciar sus negocios con el dinero de otras personas, es decir, saber cómo pedir recursos económicos prestados para generar más ingresos y sentirse cómodo en el proceso. Esta es una habilidad que exige práctica, buenas relaciones y aplicación de lecciones aprendidas, con el fin de cautivar el dinero de otros para potenciar sus negocios (y por tanto sus utilidades), buscando generar nuevas experiencias de valor para sus clientes y motivar nuevos socios en el ejercicio de construir activos valiosos que permitan relaciones gana-gana de largo plazo.

Cualquiera que sea tu tendencia, según estos empresarios, tu conocimiento y capacidad de ver el entorno son elementos fundamentales para enfrentar el reto de superarte a ti mismo, por tanto deberás mantener todo el tiempo la sabiduría del generalista y la profundad del especialista, como formas de alimentar tu liderazgo, asegurar tu misión y encontrarte con el otro, es decir hacer equipo con él: tener muy buenos socios allí donde sabemos que no somos sobresalientes.

El Editor

lunes, 3 de junio de 2013

Empresarios



Revisar la historia de los empresarios en el mundo, es ver la capacidad de soñar, ganar, perder y volver a ganar, una y otra vez; es el relato de aquellos que buscan nuevas ideas y oportunidades para transformar el mundo, la leyenda de seres humanos que apasionados por los negocios, han superado sus propios miedos, han creído en sus talentos y atravesaron territorios inexplorados, a pesar de los peligros que esto suponía.

Convertirse en el protagonista de su propia vida, es asumir el empresario que tenemos dentro, el visionario que desea alcanzar sus sueños, sabiendo que en el camino habrá tentaciones para desistir y emociones para continuar. En este sentido, Trump y Kiyosaki en su libro, “El toque de Midas”, establecen cinco factores clave que todo empresario debe llegar a dominar, cinco atributos esenciales para alcanzar y transformar la empresa de tu vida y llegar más allá del éxito y la riqueza: lograr y descubrir todo tu potencial.

De acuerdo con los autores los elementos fundamentales son: La fuerza del carácter, el enfoque, la marca, las relaciones y los detalles.

La fuerza del carácter es la fuente base del empresario decidido, es el impulso y la pasión que lo mantiene fiel a su visión, a pesar de las desilusiones que conlleva crear algo de la nada, de atravesar valles de incertidumbre y surtir las contradicciones que implica ser un transformador y cuestionar el statu quo.

El enfoque, lo definen los autores, como el poder medido a través del tiempo, es decir la capacidad de perseguir un objetivo hasta alcanzar éxito y luego hacerlo sostenible en el tiempo. Mantener el enfoque de manera permanente, nos invita a vivir lejos de la zona de confort, a tener metas retadoras y motivantes, esas que cuidan el espíritu de aventura y nos permiten elegir bien a nuestros maestros, para actuar con eficacia a pesar de nuestros temores.

La marca, el reflejo de lo que representas, la esencia de lo que eres y transmites, la forma como te comunicas con el mundo y éste te reconoce. Para lograr ser una gran marca deberás tener los bríos suficientes para defender aquello en que crees, aun cuando a muchos no les agrades. Lograr posicionar una marca, demanda un conocimiento propio de si, valores y principios que no estás dispuesto a negociar y sobre manera ser ejemplo de aquello que quieres lograr: la coherencia que habla por sí misma.

De otra parte están las relaciones, el arte de elegir buenos socios, de ser buen socio y cómo construir relaciones gana-gana para lograr y superar nuestros propios retos. Las relaciones que te plantees en la vida deberán estar articuladas en la lealtad y la integridad, dos elementos fundamentales que te permiten saber la forma como podrán resolver sus diferencias, como potenciar sus virtudes y cómo asumir los tiempos de incertidumbre. Un buen socio es la palanca que nos permite ver que la vida es una oportunidad permanente para aprender y desaprender.

Finalmente, los autores hablan de los detalles. No estamos hablando de pensar en pequeño, sino más bien de enfocarse en los detalles que cuentan de verdad, es decir aquello que te hace único e irrepetible, ese toque que infunde en tu vida la diferencia y se transforma en valor para otros. En pocas palabras, es comprender en profundidad eso “que haces mejor que los demás”, la forma como tus motivaciones y pasiones se convierten en activos invaluables para muchos.

Si logras dominar estas cinco características en tu vida y le sumas, una permanente conexión con tu vida trascendente, terminarás enfrentado a vivir en plenitud, más allá de las riquezas y el éxito material: una personalidad transformadora con el toque de “Dios”.

El Editor

Referencia
TRUMP, D. y KIYOSAKI, R. (2013) El toque de Midas. Por qué algunos empresarios se hacen ricos, pero la mayoría no. Ed. Aguilar.