domingo, 27 de enero de 2013

El éxito corrompe

Revisando recientemente el libro del Profesor Gary Hamel, “Lo que importa ahora”, afirma en uno de sus capítulos: “El éxito, corrompe”, una frase que por demás es provocadora, pero llena de reflexiones que ponen de manifiesto, la inercia en la cual las organizaciones entran, cuando se resignan a mantenerse con lo ya obtenido y se aferran a los logros del pasado.
 
Comenta el académico, “… la abundancia vuelve intelectualmente perezosos a los ejecutivos …”, otra frase que nos advierte sobre la capacidad de cuestionarnos, de pensar en el margen de las hojas; una expresión que compromete la conquista de los nuevos retos del entorno, una apuesta peligrosa que implica una posición pasiva y anquilosada que oscurece el potencial de la persona y lo lanza por el abismo de la vida sin propósito.
 
Cuando el éxito se convierte en la barrera intelectual y personal para levantar los ojos y ver nuevas cumbres, es necesario adelantar una cirugía de alta precisión que permita movilizar el fuego interior, reavivar el espíritu de aventura y motivar la curiosidad de lo desconocido, como prerrequisito de la exigencia de avanzar y retomar la senda de aquellos que siempre tienen una excusa para seguir “ardiendo”.
 
Acostumbrarse al éxito, es negarnos la posibilidad de continuar aprendiendo, de continuar descubriendo formas diferentes de hacer la cosas. La comodidad del éxito, nubla la perspectiva de la innovación y reduce la potencialidad de las ideas. Cuando superamos esta tranquilidad del logro, la creatividad reactiva nuestros sentidos, renueva nuestra voz interior y nos lanza a ver el mundo, no desde lo conocido, sino desde lo inexplorado y lleno de condiciones inesperadas.
 
Las personas exitosas siempre están en movimiento, pues saben que su condición responde a la forma como ellas entienden, estudian y modifican su entorno. Para ellos, la abundancia y logros son efectos colaterales de su actuar, que les permiten mantener un nivel de vida adecuado y una forma de consolidar sus propios sueños.
 
El hombre exitoso, no se envanece, no se olvida de sí mismo, más bien cuida de su balance personal y profesional, para mantener una actitud mental inspirada y llena de energía. Cuando el éxito llegue a tu puerta, sabrás que has conseguido materializar el reconocimiento personal y social de aquello que inicialmente fue una “posibilidad” y que hoy lo has transformado en una “realidad”. Con el éxito vienen las “justas” recompensas al trabajo bien hecho, pero de igual forma las responsabilidades y exigencias para mantenerse y renovar tu propio reto personal; esto es, emprender nuevamente el viaje y hacer que las cosas pasen.
 
Nunca pienses que has alcanzado suficiente, que llegaste a la meta de tu vida, pues créeme que te sorprenderás de las cosas que el universo te tiene reservadas para que las conquistes y las transformes. Así pues, mantén tu vista en aquello que no se ve y aprende el secreto de los místicos, concentrarte en lo útil, necesario y conveniente, en otras palabras: “saber qué es lo que no hay que hacer”.
 
El Editor.

domingo, 20 de enero de 2013

Bueno, nuevo y abundante



Bueno, Nuevo y Abundante tres palabras que deberían ser nuestra forma de manifestarnos con el mundo, tres palabras que hablan de lo que hay en nuestro corazón, de lo que nuestras vida debe expresar. Hablar de bueno, nuevo y abundante es hablar de la forma como nuestro Creador nos trata, de la forma como un padre generoso se relaciona con sus hijos.

Lo bueno es todo aquello que nos permite encontrarnos con la divinidad, con lo santo, todas aquellas cosas, acciones o personas que han descubierto la forma de vencerse a sí mismas para trascender de lo puramente material y perecedero, a lo espiritual e no perecedero. Todo aquello que es bueno, no es envidioso, ni mentiroso, es auténtico y vibra con la verdad, esa que se encuentra en el corazón de los hombres desde el inicio del mundo.

Lo nuevo nos habla de renovación, de innovación, de la reinvención de lo que somos, de la transformación del hombre viejo en el hombre nuevo, de la nueva oportunidad que nos damos a nosotros mismos para superar nuestras propias metas. Lo nuevo no es aquello que se saca por primera vez de su empaque, es la manera como mudamos la piel de las cosas pasadas y cortamos las caparazones de la envidia, la codicia y la pereza, para exhibir las fuerza que nos da la fe, la esperanza y el amor.

Aquello que es abundante, es generoso, es desbordante, es donación a manos llenas, es la forma como se manifiesta la gracia para aquellos que practican lo bueno. La abundancia del corazón, es la manera cómo podemos recibir la abundancia de la fe, la abundancia del amor y la abundancia de la caridad. Una vida en abundancia es una vida en la presencia de los que se renuevan a sí mismos y superan sus propias limitaciones.

Así las cosas, el trinomio de bueno, nuevo y abundante es una declaración que hacemos frente a la divinidad, para invocar en nuestras vidas, la esencia de la transformación humana, la conquista de nuestras iniquidades y la renovación de nuestro votos de perfección en medio de un mundo imperfecto y lleno de inclinaciones terrenales. Lanzarnos a encontrarnos con la esencia de DIOS, es aventurarnos a desarrollar un modelo de negocios donde los activos son nuestros talentos y los ingresos nuestras obras.

No podemos pasarnos la vida pensando de manera reducida, agotada y no santa, pues corremos el riesgo de convertirnos en aquello que no queremos, en aquello para lo que no fuimos creados, en los esclavos de la creación. Por tanto, el llamado en los tiempos modernos es arriesgarnos a conocer aquello que nos lleva a la virtud, a reconocer en la luz de la fe, el camino que nos renueva y nos permite entrar en la abundancia de los hijos de DIOS.

Busca en tu interior y encuentra la sintonía con la frecuencia divina, esa misma que en la bodas de Canaán transformó el agua en vino, hizo la voluntad de su Madre y se entrega cada día para tu y yo seamos vida para los demás. Un encuentro real de lo invisible, que se manifiesta en cada mirada, cada sonrisa y cada palabra para que sea el otro diferente que vive fuera de sí y pleno para DIOS. 

El Editor

domingo, 13 de enero de 2013

Fisión personal

Muchas son las publicaciones que nos hablan sobre liderazgo, sobre dirección, sobre motivación, sobre alto rendimiento, sobre esa forma particular en que las personas son capaces de lograr grandes cosas con otras. Encontrar esa fuente de movilización personal y la de otros, es una búsqueda que inicia en el conocimiento propio y nunca termina en el descubrimiento del otro, pues de acabar, la transformación deseada no sería sostenible y el resultado totalmente estéril y fugaz.

Robin Sharma, en su libro “Las ocho claves del liderazgo del monje que vendió su ferrari”, anota en una de sus páginas, una reflexión profunda sobre que “descubre y revela” esa fuerza que nos moviliza:

Cuando te inspira un gran objetivo, un proyecto extraordinario, todas tus ideas rompen sus lazos. Tu mente supera sus límites, tu consciencia se expande en todas direcciones y tú te encuentras en un mundo nuevo, mayor y maravilloso. Las fuerzas, las facultades y el talento que dormían en tu interior cobran vida y descubres que eres una persona más importante de lo que nunca habías soñado ser.”

Analizando estas palabras, encontramos que todo inicia en aquello donde todo nuestro ser se eleva, se desdobla, se encuentra con la esencia misma del universo, lugar donde ocurre la fisión personal, ese momento donde se produce la reacción en cadena que libera toda tu energía interior y te transforma para alcanzar todo lo que has querido. Ese romper con la inercia particular de tu vida, y revelar cómo se quiebra la estabilidad de tu propio núcleo que le da vida nuevamente al fuego interior.

Encontrar ese lugar, ese punto interior, exige de cada uno de nosotros conocer muy bien la naturaleza del núcleo, la fuente misma de la energía potencial acumulada, para poder experimentar cómo animar nuevamente la esencia de la cual estamos hechos, de la cual hemos sido creados, de la cual hemos sido dotados, la fuerza de transformar el mundo y conquistarnos a nosotros mismos.

Producir una reacción en cadena interior, es decir, abandonar nuestras propias seguridades y posiciones cómodas, es un ejercicio de valor y reto personal, una apuesta para descubrir quiénes somos y de qué estamos hechos. Una reacción de esta índole, puede ocasionar dolor, malestar, incomodidad y hasta la incapacidad de actuar, pero sólo si a diario estamos atentos a moldear nuestros potenciales y liberarnos de nuestras propias seguridades, seremos capaces, no solo de crear condiciones semejantes, sino transformaciones superiores en los demás.

Una fisión personal, esa liberación de energía humana con un propósito, con una vocación, con una visión, es la clave para forjar individuos extraordinarios, esos que saben que cada desilusión no es más que una lección encubierta que conducen a la sabiduría y a la prosperidad, que cada paso es un ejercicio de fe para lograr un fin superior, que cada momento es una oportunidad para crear el futuro y cultivar aquello que protege y alimenta su núcleo: la vida interior.

El Editor

Referencia
SHARMA, R. (2011) Las ocho claves del liderazgo del monje que vendió su ferrari. Liberdúplex. Barcelona. España.

sábado, 5 de enero de 2013

8760 horas



Completar un periodo, iniciar uno nuevo es una experiencia que cada uno de nosotros vive, que cada uno de nosotros distingue. Bien sea contado en horas, días, años, siglos o cualquier otra métrica lo importante, es que son inicios y fines que en cada momento los seres humanos asumimos y registramos.

Cada ciclo nos permite aprender y reconocer los avances que hemos tenido, las fortalezas que hemos potencializado, los logros que hemos alcanzado, los retos que hemos superado, tantas cosas que debemos considerar como elementos base de nuestro propio desarrollo, experiencias propias que nos dicen que no somos iguales, que algo ha cambiado dentro y fuera de nosotros.

Iniciar un nuevo año es la oportunidad para creer que podemos seguir alcanzando nuevas cumbres, que nuestro viaje hacia nuestro interior continua y que nuevas aventuras tendremos para reconocer aquellos dones que aún tenemos adormilados, una búsqueda renovada de nuestra capacidad de soñar y transformar nuestro entorno, que encuentra en este nuevo ciclo una oportunidad para liberar nuestro talento interior que busca pasar de buenas intenciones a actos concretos.

Un nuevo tránsito de la tierra alrededor del sol, es escribir en cada momento los retos y metas que nos movilizan, es encontrar nuevas razones para superarnos a nosotros mismos, es mantener la llama de la vocación encendida, es encontrarnos con nuestros sueños y transfigurarnos con ellos, una declaración abierta para vivas la fuerza del universo conspirando contigo, en últimas, una agenda nueva que está dispuesta para que escribas en ella, todo aquello que enaltece, brilla y renueva: una historia de un hombre que se dona todo de sí.

365 días de esfuerzo, de cumplir promesas, de escuchar atentamente, de ser compasivos y de ser fieles a la verdad, son las premisas que anteceden a una voluntad indeclinable, a un espíritu disciplinado, a una vida centrada en lo más importante, en aquello que se esconde a los ojos del mundo, pero no a los ojos del corazón. Esto es, hacer la diferencia en lo que hacemos, transformar nuestra visión del mundo, nuestra forma de encontrarnos con el otro, el reto de ser protagonistas de nuestra propia historia.

Cada día de este nuevo ciclo debe ser un momento para sobrepasar nuestras habilidades de entender cómo funcionan las cosas, para hacer mágicos nuestros pensamientos y relaciones, para vivir la irracionalidad de los imposibles que produce resultados impensables, para escribir en las márgenes y descubrir en las letras ilegibles puntos de quiebre que cuestionen el statu quo, en fin, que cada una de las 8760 horas sean de luz, iluminación y transmutación de hombres ordinarios en seres extraordinarios.

Bienvenidos estos nuevos momentos, estas nuevas horas, para dar rienda suelta a la iniciativa, la imaginación y la pasión para crear la nueva página de nuestra vida, donde cada día la inspiración que motiva, la fogosidad que consume y el empuje que congrega nos libere de la zona de confort y recobremos la confianza para reinventarnos en lo esencial y así, arriesgarnos a predecir el futuro, es decir, a crearlo.

El Editor.