“Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca” fue la indicación que recibió Simón Pedro de Jesús (Lc 5, 1-11), palabras que hoy resuenan en un mundo incierto, inestable, e incomprensible como el de hoy, donde las certezas escasean y las incertidumbres abundan. En el contexto del pasaje mencionado, Pedro le replica a Jesús: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada (…)”, una expresión del hombre trabajador y cansado que sabe que el día estuvo retador, y regresa para tomar un descanso y volver a intentar mañana. Sin embargo, la respuesta de Pedro continúa: “pero, por tu palabra, echaré las redes”, un acto de confianza y de fe, que cambia el resultado.
Remar mar adentro, es abandonar la orilla, la zona cómoda y conocida, donde nuestras escasas certezas nos dan una seguridad efímera, estática y limitada, para lanzarnos a poner a prueba lo que hemos aprendido, y explorar nuevas posibilidades y aprendizajes que nos preparan para el siguiente nivel. Navegar en medio del incierto, es aceptar que las cosas no van a salir como estaban planeadas, y dejarse interrogar por aquello que es novedoso e inesperado. Es trazar un camino donde no hay camino, es encontrar “el rastro del águila en el aire; el rastro de la serpiente en el empedrado; el rastro de un barco en el mar” (Proverbios 30:18-32), para afinar nuestros sentidos y ver desde dentro, lo que por fuera se manifiesta.
“La incertidumbre no es un problema a resolver, sino una condición a gestionar” (Bammer & Smithson, 2008) tampoco “los riesgos son tus enemigos” (Charan, 2025), por tanto la preparación y la capacidad de respuesta (y no de reacción) es la que nos define para avanzar y concretar nuevas agendas en medio de las situaciones actuales. Estamos diseñados para evolucionar y mudar lo que somos, dejando atrás nuestros miedos, temores y sustos, para abrazar el incierto y pactar con aquello que no conocemos. Sólo declarando que “no sabemos”, que “queremos aprender” y que somos “obras inconclusas” podemos superar la ilusión del control, y abrirnos a la sabiduría del error.
Remar mar adentro es examinar los retos desde diferentes puntos de vista, equilibrar la experiencia propia con nuevas perspectivas de otros, explorar entornos novedosos y poco conocidos para dejarnos sorprender, es experimentar y probar propuestas y analizar sus resultados, es recalcular y afinar la ruta cuando sea necesario, es pocas palabras, “darse cuenta” (despertar de la rutina), “darse una oportunidad” (intentar nuevamente), “encontrar nuevas opciones” (buscar alternativas) y “reinventar lo aprendido” (hacerlo de forma distinta). Cuando se rema mar adentro, los retos que encuentras y superas, son el anticipo de recompensas inesperadas, lecciones necesarias y por demás, transformadoras del ser humano.
Cuando se rema mar adentro, con la preparación y convicción de aprender, desaprender y reaprender, la confianza en el resultado, es una propiedad emergente, un salto evolutivo. Esa realidad aumentada que surge de la combinación y fusión misteriosa de conocimientos humanos, experiencias adquiridas y conexión espiritual, que transforma y supera los linderos naturales y visibles del individuo, descubriendo la esencia sobrenatural que vive en su interior, y que lo lleva a límites y capacidades muchas veces inexplicables. Allí, al igual que Pedro, sólo la admiración y el agradecimiento son posibles, ante la revelación que se nos presenta, cuando somos dóciles al toque de la divinidad, que nos invita a vivir con los ojos en el cielo (sin dejarnos distraer), el corazón encendido (sin dejarnos abrazar por las pasiones desordenadas) y los pies en la tierra (conscientes de los que somos y podemos).
El Editor
Referencias
Bammer, G. & Smithson, M. (2008). Uncertainty and Risk. Multidisciplinary Perspectives. London, UK: Earthscan
Charan, R. (2025). 2025: The Year of Risks and Opportunities. Linkedin. https://www.linkedin.com/pulse/2025-year-risks-opportunities-ram-charan-iwzhe/