domingo, 2 de febrero de 2025

Falacias: Verdades aparentes ¿Deseadas o involuntarias?

Las falacias son proposiciones con apariencia de verdad que involucran fallas en el proceso de argumentación y conducen al error” (Ordoñez-Matamoros, 2024, p.280). Muchas veces estas falacias se utilizan para convencer sobre una “verdad” que se dice tener, sin embargo esconden intereses o valores que benefician a personas o terceros; otras, se hacen sin tener conciencia de estar haciéndolo. 

En todo caso, es importante estar atentos a los diferentes tipos de falacias que se pueden generar en los discursos, para mantener una postura crítica y analítica cuando se escuchan argumentos frente a situaciones específicas. A continuación se detallan algunos de ellos: (Ordoñez-Matamoros, 2024, pp.280-281)

  • Falacia 1 – “Afirma lo siguiente a partir de una verdad precedente”. Por ejemplo, si Carlos sabe abrir cerrojos y un grupo de delincuentes abre cerrojos, entonces Carlos hace parte del grupo de delincuentes. Está suponiendo que como Carlos tiene la habilidad de abrir cerrojos, entonces es miembro del grupo de delincuentes.
  • Falacia 2 – “Negar el antecedente”. Ejemplo: si los analistas de seguridad son personal dedicado y Carlos no es un analista, entonces Carlos no es dedicado. En este punto el hecho de que Carlos no sea un analista, no implica que no sea dedicado.
  • Falacia 3 – “Falacia de la autoridad”. Ejemplo: “La pandemia estará totalmente controlada en los siguientes 3 años, si lo afirma Pfizer, algo debe razón tendrá”. Algunos lo van a creer pues lo está diciendo una empresa reconocida internacional.
  • Falacia 4 – “Dirigida a la persona”. Ejemplo: “El expresidente “X” no tiene autoridad moral para hablar de derechos humanos”. Cabe la pregunta ¿por qué el expresidente no tiene autoridad moral para hablar de derechos humanos?
  • Falacia 5 – “Dirigida al pueblo”. Ejemplo: “Todo el mundo sabe que la tierra no es cuadrada, como se creía siglos atrás”. Se apela a una creencia común u opinión mayoritaria para argumentar la veracidad del argumento.
  • Falacia 6 – “Se apela a la ignorancia”. Ejemplo: “Nuestra gestión de procesos es efectiva, pues no hemos recibido ninguna inconformidad”. Se recurre al desconocimiento de la verdad por parte del interlocutor para refutar el argumento.
  • Falacia 7 – “Se apela a la misericordia”. Ejemplo: “Luego de estas dos semanas intensas de trabajo, nos merecemos dos días de descanso remunerado”. Los días remunerados no son consecuencia directa de las semanas trabajadas. Son una decisión particular del empleador. Es sólo un querer.
  • Falacia 8 – “Basadas en estratagemas psicológicas”. Ejemplo: “Yo afirmo que la solución más adecuada es esta y se debe aceptar pues soy yo el que firma”. El supuesto es que un cargo de autoridad tiene más razón que la opinión de los miembros del equipo.
  • Falacia 9 – “Basada en estatus sociales, políticos o apego a principios de aglutinamiento”. Ejemplo: “La supremacía de los blancos es la norma que se debe aplicar en el mundo”. Un argumento, por demás racista, que busca exacerbar los ánimos y motivar acciones por una condición racial.

Bien afirma Ordoñez-Matamoros (2024, p.282): “No porque se digan varias verdades, las conclusiones también lo serán”. En este sentido, debemos mantener una postura atenta y centrada en los argumentos para establecer cómo muchas veces intentan manipular la opinión pública o situar mensajes en los imaginarios de las personas con “conclusiones lógicas” que recurren a algunas de las falacias mencionadas.

Conociendo este tipo de falacias, recuerde ser cuidadoso en su argumentación debidamente soportada y documentada con el fin de evitar alguna de las “falsedades” mencionadas, que muchas veces pueden terminar bien sustentadas, generando una interpretación diferente o decisiones que afecten a terceros con consecuencias no deseadas (¿o deseadas?). Siempre busque argumentos o perspectivas que controviertan sus propias consideraciones, para que pueda reconocer cómo fortalecer su postura, más allá del resultado previsto, sólo para validar en sí mismo la fuerza o limitación de su argumento.

Un hombre que interroga, pregunta y cuestiona, es un hombre que madura, que reta las falacias de los enemigos, que busca proponer mejores preguntas para avanzar en profundidad en aquello que cree y le permite seguir caminando en la senda de lo espiritual y trascendente, que si bien es invisible a los ojos, es visible a las acciones concretas del ser humano que se transforma a sí mismo, sin afectar a los otros.

El Editor

Referencia

Ordónez-Matamoros, G. (Director) (2024). Manual de análisis y diseño de políticas públicas. Segunda Edición. Bogotá, Colombia: Universidad Externado de Colombia.


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