Dicen que la actitud lo es todo, que es la forma
como nos movilizamos para alcanzar lo que queremos. Leyendo recientemente el
libro del Dr. Juan Pablo Aguilar Meza, denominado “Reingeniería actitudinal: La ciencia y el arte de potenciar la actitud”
encontré una definición de lo que es una actitud:
“La actitud es un estado emocional adquirido, preconcebido, relativamente duradero y susceptible al cambio, el cual resulta de un sistema multicomponente y dinámico de factores internos y externos que influyen en la forma de pensar y actuar de una persona respecto a un suceso, tema, individuo o situación” (Aguilar, 2015, p.16)
Una definición que establece todo un desafío
multidimensional para comprender como movilizar ese estado emocional, que vamos
adquiriendo conforme nuestras experiencias personales. Bien afirma el Dr.
Aguilar que “no se puede tener una
actitud respecto a algo que no se conoce”, es necesario entrar en contacto
con el mundo y sus niveles de sensibilidad para encarar y definir una forma de
asumir una realidad.
Sigue en su reflexión el académico, indicando que “una actitud puede cambiar por nuestro
razonamiento, o por la influencia de otros”, lo que implica necesariamente
deconstruir la realidad donde habitamos, cambiar aquello en lo que creemos y
nuevamente conectar con los otros. Una actitud renovada, implicar abandonar los
prejuicios que hacemos de otros y de nosotros mismos, para reconstruir el
sistema que la contiene.
Si una actitud cambia, anota el científico, cambia
todo. Una frase que nos advierte que la transformación que buscamos y queremos
está más cerca de lo que esperamos. Es un viaje que implica tomar acción sobre
nuestras propias creencias, formas de pensar y de conocer el mundo donde
vivimos y darnos la oportunidad de conectar y abrir espacios para comprender
que, sólo en la sintonía con otros, somos capaces de movilizar acciones que el
mundo espera y necesita.
El Dr. Aguilar establece nueve características
claves de la actitud: es reforzadora, tiene intensidad, es transmisible, es
multidimensional, se puede exportar, es preconcebida, es modificable, es
proyectiva y finalmente y no menos importante multiplicadora. Cada una de ellas
se desarrolla, impacta y define a los individuos de tal forma que establece
elementos concretos que pueden ser modelados y trabajados para movilizar a las
personas para que alcancen un mayor potencial.
Si lo anterior es correcto, podemos comprender,
como anota el Dr. Aguilar, que “nadie se
equivoca a propósito, se toman decisiones con la información o la emotividad
inadecuada”, una expresión que nos sumerge en la realidad de las emociones
y diferentes variaciones de las personas. Una reflexión que nos lanza a descubrir
las raíces del ser humano que nos convoca y nos interroga, para que podamos
comprender aquellos influenciadores que distorsionan la realidad y nos
confunden frente a otros.
Modificar la actitud es un reto que exige una re-conexión del hombre con su propia realidad, con sus sueños y retos, una
motivación intrínseca, que modifica la intensidad de la actitud, afectando la
manera como nos lanzamos a lograr las cosas.
En este contexto, revisa tus
actitudes y la percepción que tienes del mundo, sólo así podrás desaprender aquellas
actitudes nocivas y cultivar aquellas que fortalezcan tus influenciadores
internos para superar tus propias limitaciones y resignificar tu propia vida
desde la pedagogía del error.
El Editor
Referencia
Aguilar, J. (2015) Reingeniería actitudinal: La ciencia y el arte de potenciar la actitud.
Guadalajara, Jalisco. México: Impre-Jal S.A de C.V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario