domingo, 25 de mayo de 2014

El poder de las decisiones



Decidir es el acto supremo para determinar quiénes somos, qué queremos y para donde vamos. Bien dice la sabiduría popular, que quien no decide en la vida, otros deciden por él. El sacerdote Eudista, Alberto Linero, nos indica en su reciente libro: “EL poder de las decisiones. Tu siguiente decisión puede cambiarlo todo”, algunos elementos que exigen las buenas decisiones:

* Inteligencia: Una decisión exige un racionamiento basado en la lógica y la coherencia. Tratar de comprender las razones que mueven la realidad y explorar con sentido crítico las diferentes alternativas que se plantean para establecer y conjugar argumentos, intuición y datos.

* Carácter: Anota el religioso que este elemento “tiene que ver con la solidez con la que somos capaces de sostener la decisiones que hemos tomado (…)”, con el compromiso frente al reto que hemos asumido y la templanza requerida para posponer nuestra victorias locales, para concentrarnos en las realidades del futuro. Carácter, es la firme convicción de caminar por cañadas oscuras, con la luz de la esperanza encendida, para alzarme con la copa de la vida.

* Solidaridad: Este elemento nos habla de nuestra responsabilidad social de nuestras decisiones, de las implicaciones que nuestros actos tienen en las realidades de los otros. No vivimos aislados en el mundo y por tanto, reconocer que somos responsables de una realidad social donde nuestras determinaciones moldean el futuro de nuestra comunidad.

* Valentía: Esto significa entender los riesgos, los impactos y los costos para tomar las decisiones. Es una expresión de conciencia sobre los resultados que queremos alcanzar, vencer el miedo que paraliza, animar la conquista de los retos que transforman y aceptar que la vida se construye día a día en el filo de la incertidumbre, de la ambigüedad donde todos entendemos, que no todo está asegurado.

* Confianza: La capacidad de confiar en sí mismo, en las capacidades, en los talentos y habilidades, es la fuente fundamental para motivar nuestras decisiones. De otra parte, debo igualmente confiar en otros, en nuestra estrecha relación para alcanzar los sueños, en el compromiso íntimo que nos une para transformar la realidad y lanzarnos a construir nuevos mundos y nuevos proyectos.

* Plan estratégico: Bien comentaba un asesor de tesis: “La planeación es el mejor sustituto de la buena suerte”. No se puede construir la vida de improvisaciones, de impulsos o pálpitos sin fundamento. Es necesario desarrollar una vista integral y directiva que permita establecer derroteros concretos y decisiones prácticas que movilicen nuestros objetivos y hagan que las cosas pasen.

* Eficiencia personal: Anota el clérigo eudista sobre este tema: “(…) Una persona eficaz es aquella que es capaz de manejar sus habilidades personales para moverse con libertad y superar los problemas en todas la dimensiones en las que se desarrolla la vida. (…)”

Toda decisión es motivada por la voluntad, por ese movimiento volitivo que existe en cada una de las personas; esa búsqueda permanente para cambiar la realidad vigente y tomar las riendas del juego. No hay formulas mágicas, ni discursos metafóricos, sólo posibilidades y probabilidades que estarán en juego para lanzarnos a predecir el futuro, es decir, crearlo.

El Editor

Referencia
LINERO, A. (2014)  EL poder de las decisiones. Tu siguiente decisión puede cambiarlo todo. Editorial Planeta Colombiana S.A.

domingo, 18 de mayo de 2014

El peso del mando


El peso del mando, es la frase que se escucha con frecuencia en los entornos militares. Las decisiones que se toman por los altos comandantes, son determinantes para el éxito o no de las operaciones planeadas. 


De acuerdo con Keegan, referenciado por Rubio Merino, en su libro: “Así en la empresa como en la guerra. La estrategia bélica como paradigma del triunfo empresarial”, “El líder exitoso es aquel que percibe los imperativos del mando y sabe cómo servirlos”. Los imperativos son: 

  • El imperativo de legitimidad
    • El mando tiene que ser reconocido como tal por los subordinados. El comandante en jefe ha de ser bueno  escogiendo a sus colaboradores, formándolos en su estilo. Y sabiendo cuándo cambiarlos o prescindir de ellos.
  • El imperativo de prescripción
    • El comandante debe saber cómo hablar directamente a sus hombres, elevar sus espíritus en tiempo de adversidad, inspirarles durante las crisis y darles las gracias tras las victorias.

  • El imperativo de la sanción
    • Es tan importante como los anteriores, pero debería permanecer la mayor parte del tiempo sin usar, estando implícito. Es un elemento que está disponible sólo para casos extremos y donde se han agotados todos los recursos para rescatar a una persona.

  • El imperativo de la acción
    • Hay que ejecutar, movilizarse frente al objetivo planteado, perseguirlo y alcanzarlo. Todo lo anterior es prerrequisito para concentrarse en hacer y cambiar el paradigma.

  • El imperativo del ejemplo
    • Estar presente, vivir con las tropas cada momento y mantenerse fiel a sus principios, es una muestra real de las convicciones del comandante. Cree en la fuerza del ejemplo, como fuente de inspiración y estrategia de consolidación de su equipo.

En el comandante en jefe recae el “peso del mando”, la responsabilidad por la tropa, la consecución de los objetivos y la estrategia de mediano y largo plazo. Este personaje debe contar con la sabiduría necesaria para discernir los momentos para movilizar las tropas, aceptar las derrotas, cambiar de objetivos y conquistar la misión.


Con los años y la experiencia el comandante en jefe, entiende que el “peso del mando” no es otra cosa que la exigencia total del amor, esa condición humana y divina, que “poda” lo que no nos deja crecer, cree en lo que nos hace diferentes y potencia lo que nos hace brillar.


El “peso del mando” es el peso de nuestra entrega total y desinteresada por el otro, el sacrificio permanente de un “cordero inmaculado”, que siendo inocente, dio la vida por aquellos, que aún amándolos, lo traicionaron.


El Editor


Referencia
RUBIO MERINO, A. (2014) Así en la empresa como en la guerra. La estrategia bélica como paradigma del triunfo empresarial. Editorial Espasa. 

sábado, 10 de mayo de 2014

Los cinco grandes



Comenta Emilio Moraleda, en su libro “Los retos del directivo actual” aquello que denomina los “cinco grandes”, esos cinco elementos que son indispensables para lograr grandes resultados en las organizaciones y potenciar el talento de las personas.



Los “cinco grandes” que el ejecutivo establece son:

  • Resultados
  • Integridad
  • Innovación
  • Respeto por la gente
  • Cuidado del talento

Más adelante su libro, correlaciona los cinco elementos afirmando lo siguiente:

“(…). Sin resultados, simplemente desapareces del mapa sin darte cuenta en menos que canta un gallo; sin innovación, te conviertes en obsolescencia pura y dura; sin respeto, te quedas solo y nadie te sigue aunque aparenten hacerlo; sin integridad, tienes los pies de barro y los días contados; y sin talento adecuado, estás hueco y definitivamente perdido. (…)”



Esta frase resume y define la realidad de lo que cualquier ejecutivo y ser humano debe mantener en el horizonte, un conjunto de aspectos que definen el reto permanente de transformar y hacer que las cosas pasen; la ruta permanente de aquellos que están dispuestos a creer en los demás y lanzarse con ellos a alcanzar nuevas metas y nuevos retos.



Esta declaración produce el milagro de la condensación de la energía personal en las organizaciones, la fuerza de un propósito y la esencia de una visión que atraviesa corazones, conquista juntas directivas y sobre manera, destruye la inercia que calcina y detiene el crecimiento individual y organizacional.



Hacer cosas diferentes, imaginar el mañana desde el presente y desterrar la autocomplacencia y autodeleite, son las condiciones que impone un escenario de negocios como el actual. Un ejercicio que atrae y conquista mentes y sueños para establecer los focos y nuevas fronteras en la generación de valor: rastrear ideas, reflexiones, comentarios y perspectivas para elegir ser protagonista de una historia que empieza hoy y cuya impronta cuenta la memoria del futuro.



Si bien tendrás las presiones normales por los resultados y la necesidad apremiante de crecer en cada ciclo de negocio, no puedes abandonar los “cinco grandes”, pues la lógica de los mercados estará presionando momentos inesperados, los cuales podrás entender y superar si te mantienes en guardia y vigilante, activo y conciliador, con enfoque directivo y tutorial, en últimas rodeado de tu gente, sus ideas, sus talentos, respeto, integridad y energía.



Finalmente, cada periodo empresarial el listón de las metas estará más alto, así pues que tu estatura humana, se nutra de esta realidad, para que junto con tu equipo seas el reflejo de la confianza y el respeto, resultado de haber sintonizado la esencia de los otros, con el ejemplo y la fuerza del liderazgo de ti mismo.



El Editor



Referencia

MORALEDA, E. (2014) Los retos del directivo actual. Conductas, competencias y valores imprescindibles del profesional del siglo XXI. Gestión 2000. Grupo Planeta.