Decisiones sabias y prudentes,
son las que cada día necesitamos tomar, son las que en cada momento la sociedad
nos demanda. Decisiones que ponen a prueba nuestros talentos, nuestros sueños,
nuestros más profundos temores y nuestros más retadores deseos.
En este sentido comenta
Lowney: “Nuestras decisiones son el único puente entre el sitio donde estamos
ahora y el puerto al cual queremos llegar. (…)”. Nótese que es el único, es la
única forma de movilizarnos, de motivarnos a construir el surco y el camino que
nos llevará lejos de la orilla, para alcanzar una dársena en medio de la
travesía, que bien puede ser una meta volante o un destino alcanzado.
Por tanto, es nuestro
menester descubrir los regalos que el Creador ha puesto en nuestras manos: los
talentos, las virtudes, las habilidades y las capacidades para transformar
nuestro entorno, para crear el futuro que queremos; en pocas palabras, ser las
manos del Omnipotente, para ser donación perfecta en un mundo imperfecto.
Decidir de manera sabia, es
un ejercicio habitual que demanda sacrificio, compromiso y meditación
permanente, es un ritual de consagración diario donde el hombre sale de sí, a
pesar de sus propios temores y, explora la espiral mental que lo asiste, frente
al reto mismo de “creer sin haber visto”. Una decisión sabia, se consume cual
zarza ardiente, que impregna el ambiente de un olor a santidad, con la evidencia
de hechos concretos, para escoger con libertad y en verdad.
De igual forma una decisión
prudente, pasa por evaluación de nuestros talentos, circunstancias,
oportunidades y creencias, como una forma de tamizar nuestros ímpetus y
motivaciones pasionales y así encontrar la perla fina remanente, es decir, ese
movimiento meditado y mesurado del instinto que hace negocios y la habilidad
particular, para mantenerse firmes ante las tentaciones de la fama, el poder y
los reconocimientos.
En consecuencia, afirma
Lowney “la sabiduría no es un misterioso factor X con el cual algunos nacen y
que otros jamás van a tener”, es una ejercicio personal de abandono en las
verdades eternas, que debe ser deseado y practicado desde lo trascendente, pero
vivido y meditado en el contexto real y evidente. Ser sabio es contar con una
vista panorámica que nos invita a encontrar nuevas oportunidades en el entorno
y hacer la diferencia en nuestra búsqueda de sentido.
Tomar decisiones sabias y
prudentes, exige sobreponernos a nosotros mismos, potencializar nuestros dones
y talentos, para transformar nuestra experiencia diaria, más allá de las
satisfacciones que deseamos y logros que alcancemos, en una declaración abierta
y audaz que nos permita pasar de insaciables pasiones y persecuciones malsanas,
a una vida de servicio en prosperidad donde haya perfección de fines y precisión
de medios.
El Editor.
Referencia:
LOWNEY, C. (2010) Vivir heróicamente. Encuentre su propósito en la vida y ayude a construir un mundo mejor. Editorial Norma.