Hoy por hoy ya no se habla del “nuevo normal”, sino del “nuevo anormal” o “no normal”. Lo conocíamos como “normal” quedó en el pasado, en lo conocido y de lo cual sólo podemos aprender y reforzar para asegurar aquello que sabemos cómo funciona. En la actualidad con la rápida evolución del mundo, mediada por los avances tecnológicos y la ola de la inteligencia artificial, los “anormales” y los “no normales” son la pauta natural donde debemos situar nuestras reflexiones y posturas.
Para enfrentar esta nueva realidad los consultores de Mckinsey hablan de usar un trinomio particular que se compone de elementos como la creatividad, la analítica y el propósito (Cvetanovski et al., 2021). La creatividad, siguiendo las definiciones de Ackoff (1997, p.117), como “la habilidad para identificar restricciones autoimpuestas, removerlas y explorar las consecuencias de la remoción”, como una puerta para ver alternativas no previstas y explorar situaciones no conocidas, se configura como un primer fundamente para “ver” aquello que no encaja en nuestros modelos y así abrir las posibilidades, más allá de las probabilidades.
La analítica como las prácticas y estrategias basadas en datos para tomar decisiones informadas. Es un ejercicio que permite no sólo retar lo que conocemos y sabemos de la realidad, sino explorar y plantear posibilidades que habiliten oportunidades antes inexploradas y de esta forma avanzar en el reto de construir un escenario distinto para experimentar y probar en contexto desconocidos. Desde la analítica, el desafío es enfrentarnos a tres trampas propias de los humanos: el sesgo de confirmación, el exceso de confianza y el sobre ajuste (MacGarvie & McElheran, 2018).
El sesgo de confirmación es “poner nuestra atención en aquello que está alineado con nuestras creencias previas, e ignorar otros hechos y patrones en los datos” (MacGarvie & McElheran, 2018, p.156), lo que genera puntos ciegos y posturas basadas en aquello que sabemos lo que imposibilita “ver” aquello que ocurre en la realidad. Confrontar los datos que tenemos hoy, lo que sabemos sobre eso que vamos a decidir, implica probar y validar los datos disponibles para hacernos una idea mejor fundada de los hallazgos y reflexiones que nos proponen los datos.
El exceso de confianza cuando “tendemos a asumir que la precisión de nuestros juicios o la probabilidad de un suceso de cara nuestros objetivos es más favorable de lo que sugieren los datos” (MacGarvie & McElheran, 2018, p.159). La literatura llama a esta trampa “la madre de todos los sesgos”. Si bien es cierto que debemos ser optimistas en concreción de los proyectos, la interpretación de los datos debe obedecer a un método, motivación, confrontación y análisis que permita asegurar y confrontar lo que expresan los datos. Esto se hace necesario para que las decisiones que se tomen no respondan a temas que han ocurrido en el pasado, sino que se revelen conocimientos novedosos del presente que superen aquello que “intuitivamente” creemos que va a pasar.
El sobre ajuste “se produce cuando el modelo estadístico describe ruido aleatorio, en lugar de la relación subyacente que necesitamos captar” (MacGarvie & McElheran, 2018, p.161). Este reto implica discernir en medio de los datos las relaciones que resultan relevantes para analizar frente a las inquietudes planteadas antes de entrar a profundizar en otros detalles que éstos puedan sugerir. Por tanto, la experiencia y el criterio del analista están en juego. Recuerde que: “los datos nunca pueden “hablar por sí solos" y dependen de intérpretes humanos para darles sentido” (MacGarvie & McElheran, 2018, p.162).
Finalmente el propósito, como la finalidad con que emprendemos una acción, ya sea un trabajo, una investigación, una rutina nueva o la vida misma, ese sentido que se le da a una intención particular para transformar una realidad en otra. Cuando se combina el propósito a la creatividad y a la analítica se advierten nuevas oportunidades que van a resonar más profundamente en la dinámica de la vida. Permite establecer nuevos horizontes de renovación que nos sacan de la zona cómoda para experimentar curiosidad, vulnerabilidad y sorpresa, como fundamentos necesarios para enfrentar los “nuevos anormales” de la dinámica de la existencia.
Cuando todos estos elementos (creatividad, analítica y propósito) se funden en la experiencia espiritual de cada ser humano (cualquiera sea tu creencia o visión trascendente) se construye una dinámica interior que saca lo mejor de cada uno de nosotros, pues podemos ver “quiénes somos”, “qué queremos”, “hacia dónde vamos” y “qué estamos dispuestos a hacer” para hacer la diferencia y hacernos otros distintos. Es situar la “anormalidad” como la fuente natural de la dinámica del mundo para ver y revelar lo que es invisible a nuestros ojos.
El editor.
Referencias
Cvetanovski, I., Jojart, O., Gregg, B., Hazan, E. & Perrey, J. (2021). The growth triple play: Creativity, analytics, and purpose. Mckinsey Growth, Marketing & Sales. https://www.mckinsey.com/capabilities/growth-marketing-and-sales/our-insights/the-growth-triple-play-creativity-analytics-and-purpose
Ackoff, R. (1997). Cápsulas de Ackoff. Administración en pequeñas dosis. México, DF.: Editorial Limusa, S.A de CV.
MacGarvie, M. & McElheran, K. (2018). Pitfalls of data-driven decisions. En Harvard (2018). HBR guide to data analytics. Basics for managers. Boston, MA. USA: Harvard Business Review Press. 155-164
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