En el mundo actual tres palabras son claves para prosperar y alcanzar aquello que nos hemos propuesto: aprender, desaprender y reaprender, las cuales se enmarcan en tres capacidades específicas como la adaptación, la flexibilidad y la agilidad. Cuando los seres humanos retan sus propios saberes previos establecen una nueva oportunidad para ver aquello que aparentemente no estaba presente y se abren a la incomodidad del “no saber”.
Aprender es el reto permanente de los humanos. Aquel que dice que terminó de aprender, se marchita y muere. Aprender es tener la capacidad de sorprenderse y explorar aquello que no “encaja” en la mirada tradicional de la ciencia o la lógica. El ejercicio de aprender empieza en advertir aquello que reta lo que sabemos y nos permite contrastar nuestro conocimiento previo para verlo de formas distintas.
Desaprender “no es olvidar lo que ya se sabe, sino reformular lo aprendido y conseguir verlo desde otro punto de vista” (Sánchez, 2023). Este resulta el más importante de los retos, pues la inercia de lo conocido impide que el cerebro quiera salir de su zona cómoda. Es una manera que nuestro procesador trata de ahorrar energía y esfuerzo. Por tanto, desaprender implica deconstruir lo que sabemos, situarlo en el contexto de las novedades y reconectarlo de formas distintas para crear nuevas distinciones y habilitar nuevas oportunidades para conocer y reconocer.
Reaprender es la propiedad emergente que surge del desaprender. Cuando se crean nuevos patrones o puntos de conexión entre los diferentes elementos expuestos de la realidad, se ajusta el conocimiento previo y se incorporan las nuevas propuestas que aparecen del ejercicio de reconectar de formas inesperadas. En este contexto, el reaprender implica apertura para ver conexiones donde no hay y aventurarse a encontrar situaciones que cambien la manera de percibir la realidad.
Cuando el ser humano se embarca en este ciclo ascendente de renovación permanente, habilita y alimenta capacidades claves para avanzar en el logro de sus propios objetivos. La adaptación, la flexibilidad y la agilidad se convierten en los aliados estratégicos que movilizan “el querer” y lo transforman en el “poder”, una triada que cambia los “no se puede” por “exploremos a ver qué pasa”, que mantiene una postura vigilante y motivada para transformar su entorno y así mismo.
La adaptación es el ejercicio de cambio, de ajuste frente a inestabilidades o inciertos del entorno. Es aceptar la incertidumbre como el nuevo normal de la realidad, para pactar con ella y establecer aquellos elementos que permiten trazar nuevos caminos en medio de aquello que no se reconoce con facilidad. Es el ejercicio de desaprender, para buscar alternativas que lo movilicen en medio de lo desconocido para encontrar nuevos archipiélagos de certezas.
La flexibilidad es una capacidad en la que el ser humano es capaz de retar su tolerancia de riesgo. Es reconocer cuál es su límite inferior y su límite superior, para movilizarse y tener capacidad de maniobra cuando las cosas no salen como estaban previstas. La flexibilidad es un ejercicio que demanda conocerse a sí mismo, reconocer el entorno y contar con el conocimiento previo que le permite decidir y actuar. Es apropiarse de lo aprendido y lanzarse a transformar su realidad y lograr victorias tempranas a pesar de los riesgos y retos que se advierten hacia adelante.
La agilidad no es velocidad para actuar, es capacidad para conectar y desconectar los diferentes patrones conocidos del entorno, y establecer nuevas perspectivas para actuar y movilizar esfuerzos. Es el ejercicio de reaprender que demanda una mente abierta al incierto, que se siente cómoda con la inestabilidad y la volatilidad, lo que le permite avanzar en medio de las turbulencias como agente que se mimetiza con los cambios del entorno y sabe cuándo avanzar y cuándo retroceder. La agilidad es capitalizar la sabiduría de aquello que no sale como esperamos, para trazar una ruta totalmente inédita que nos lleva más allá de lo que sabemos.
Las tres palabras y las tres capacidades definen el nuevo equipaje del hombre del siglo XXI, para enfrentar y superar una realidad convulsa, contradictoria y en permanente crisis tanto por los avances como por los conflictos. Así las cosas, no es cómo vas a enfrentar lo que viene hacia adelante, sino cómo te preparas para contar con los conocimientos que requieres para transformar tu presente y crear el futuro que quieres y deseas.
El Editor
Referencia
Sánchez, E. (2023). Cómo desaprender y reaprender: una clave del crecimiento. La mente es maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/como-desaprender-reaprender/
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