Nadie puede predecir
el futuro. Lo más cercano que podemos estar es desarrollar una vista
prospectiva basada en alguna de las técnicas disponibles a la fecha. Elaborar
una prospectiva estratégica es un ejercicio que busca ayudar a una organización
a prever y actuar sobre posibles futuros alternativos. De acuerdo con Hines
& Bishop (2015, p.199) al menos cuatro (4) tipo de futuros se pueden
delinear:
- Los futuros posibles: aquellos que hablan de cualquier cosa positiva o negativa, probable o improbable, que pueda suceder potencialmente en el futuro;
- Los futuros plausibles: aquellos basados en resultados razonables, con una trayectoria discernible desde el presente hasta el futuro;
- Los futuros probables: aquellos basados en resultados más probables, aunque no sean muy factibles;
- Los futuros preferibles: aquellos basados en el resultado más deseable que generalmente se desarrollan a través de un proceso de visión empresarial.
Basado en lo
anterior, tanto organizaciones como personas pueden abordar el escenario de los inciertos para descubrir cómo pueden
cambiar las reglas en el futuro, para tratar de disminuir las sorpresas y
las acciones reactivas, que sólo dejan espacio para responder al evento y no
procura la capacidad de aprovechar la situación para capitalizarla de forma
efectiva y positiva.
Explorar el entorno
de forma prospectiva debe ser una labor permanente a nivel empresarial e individual
comoquiera que permite situar la razón de
ser de cada uno en alguno de los futuros y tensionar los supuestos vigentes
para establecer un marco de actuación distinto que movilice los esfuerzos de
forma previa para transformar lo necesario, creando la inestabilidad de forma
previa y así construir el “nuevo normal” antes que los eventos ocurran.
El ejercicio de
revisar los diferentes futuros no es un trabajo aislado y solitario, requiere consultar
diferentes puntos de vista de aliados estratégicos, equipos de trabajo y
personas de confianza con las cuales compartir y contrastar aquello que se ha
podido identificar, y desde allí, visualizar las variantes o cambios que se
deben hacer para afinar la propuesta de acción necesaria en cualquiera de los
futuros planteados. Esta actividad configura
una oportunidad única para incomodar las certezas actuales y ver en el margen
de las hojas, otras posturas que pueden o no confirmar las lecturas realizadas
hasta la fecha.
Cualquiera sea el
futuro que se escoja es importante que sea consistente con los puntos de
referencia identificados para su elaboración, para que las lecturas que se
hagan mantengan una vista ajustada a los datos confiables y experiencias
recolectadas, y todo aquello que no encaje allí, se convierta en señales débiles de eventos que deberán ser explorados y
magnificados para establecer sus evolución, deseabilidad y probabilidad.
El futuro si bien es algo que no podemos determinar
con precisión, si es un campo de acción donde debemos actuar con el fin de
crear puentes entre la realidad y aquellos puntos seleccionados en el tiempo y
en el espacio, donde tanto los
humanos como las organizaciones, descubren nuevos retos y cambian sus supuestos
para dibujar un mapa inédito sobre un territorio que resulta inestable,
desconocido y cambiante. Un lugar común y virgen que se aborda desde lo
disruptivo y lo emergente, para transformar el presente y aprender del mañana.
El Editor
Referencia
Hines, A. & Bishop, P. (2015) Thinking about the future: Guideline for
strategic foresight. Second Edition. Houston, TX. USA: Hinesight.