sábado, 25 de mayo de 2024

Riesgos, inciertos y supuestos: la base de la toma de decisiones humanas

Tres elementos mueven las decisiones humanas en la actualidad: los riesgos, los inciertos y los supuestos, tres elementos que están situados en la dinámica de las reflexiones personales y las habilidades para movilizar sus retos y sueños en medio de las inestabilidades y contextos del mundo actual. 

Los riesgos se definen en función de las amenazas, esto es, los posibles adversarios que crean las condiciones o situaciones que pueden afectar o atentar de forma negativa aspectos específicos del ser humano, sus bienes o familiares, en pocas palabras, todo aquello que tiene valor para la persona. En este contexto, es necesario que los seres humanos mantengamos una postura vigilante en el entorno, no sólo para advertir las oportunidades que se generan por las inestabilidades, sino por las amenazas que surgen muchas veces sin percatarnos (Martin, 2019).

Los inciertos son la condición natural del mundo actual, donde no existe correlación entre una causa y sus efectos. Es posible advertir diferentes condiciones en el entorno y no por ellas, se debe esperar un resultado esperado. Entender al mundo de esta forma, es apropiarse de una realidad que se configura como un sistema adaptativo complejo donde existen condiciones cambiantes, comportamientos emergentes y consecuencias inesperadas. Una realidad que tiene propiedades emergentes que no son parte de los componentes que observamos y por tanto, son parte de la dinámica del sistema del cual hacemos parte (Martin, 2024).

Los supuestos son las construcciones cognitivas que hacemos los humanos basados en nuestra historia, nuestros saberes y experiencias previas, que terminan convirtiéndose, muchas veces, en las creencias que usamos para tomar decisiones cuando no tenemos información sobre un reto particular. Los supuestos definen muchas veces nuestras posturas ante la vida, la forma como observamos el mundo y filtramos aquello que no encaja en nuestras definiciones previas. No es posible eliminar los supuestos, pero si retarlos para sacarnos de la zona de lo conocido y lanzarnos a explorar nuevas posturas y realidades (Meyer & Kunreuther, 2017).

Estas tres realidades se conjugan y forman una unidad que se desarrolla en cada ser humano que le permite movilizarse en medio de las tensiones y las realidades inesperadas. La postura vigilante que le permite mantenerse alerta y atento a las tendencias del entorno para prepararse y tomar acción frente a los eventos que pueden ser catalogados bien como amenazas u oportunidades. Esta distinción particular, está fundada en la manera como vemos el mundo, es decir en nuestros supuestos y expectativas, los cuales pueden ser confrontados con otras lecturas del entorno, para revelar formas novedosas de comprender el mundo y explorar posibilidades que hasta ese momento no habían sido identificadas.

Cuando salimos de aquello que conocemos, que es parte de nuestros supuestos y certezas, la incertidumbre aparece y es allí cuando debemos aprender tanto de lo que hacemos como de lo que el entorno nos propone. Para ello, mantener una inteligencia de amenazas que nos muestren posibles adversarios conocidos o desconocidos, para luego diseñar escenarios que revelen que tanto debemos ajustar y mejorar nuestras capacidades para responder frente a evento no identificados, y finalmente, someternos a simular dichos escenarios para reconocer si nuestra preparación es la más adecuada y cómo debemos movernos para avanzar y posicionarnos frente a esas situaciones futuras que aún no ocurren.

Nada ocurre por casualidad, ni todo en el mundo es causalidad, la propiedades emergentes existen y se manifiestan en medio de la dinámica compleja del mundo. Cuando asumimos una postura proactiva y prospectiva de la realidad, es viable mantener una visión anticipada de los hechos, viviendo la realidad vigente, desde donde se construye y elabora el futuro que queremos, sin temor al incierto, superando aquellos supuestos que nos impiden ver las oportunidades y tomando los riesgos necesarios para lograr aquello que queremos, claro está sin ser temerarios y superar aquellos niveles tolerancia que hemos definido de forma tácita desde la realidad de la experiencia propia y los referentes humanos que hemos elaborado a lo largo de la vida.

El Editor

Referencias

Martin, P. (2019). The rules of security. Staying safe in a risky world. Oxford, UK. Oxford University Press.

Martin, P. (2024). Insider Risk and Personnel Security. An Introduction. Oxon, UK: Routledge.

Meyer, R. & Kunreuther, H. (2017). The ostrich paradox. Why we underprapare for disasters. Philadelphia, Pennsylvania. USA: Wharton Digital Press

 

domingo, 5 de mayo de 2024

La mente y sus engaños

La mente humana es un cúmulo de conexiones, representaciones, experiencias y sensaciones que se entrelazan con la historia y creencias del ser humano para darle sentido a la realidad que vive a diario. En este sentido, la mente es una construcción individual que se refina y desarrolla con cada interacción diaria y cada momento de verdad que se tiene en la dinámica de la vida. En este contexto, cada individuo experimenta los engaños de la mente, como esos sesgos y consideraciones que se hacen, algunas veces, aun teniendo información confiable que confirma o contradice aquello que podemos pensar.

La literatura es rica y abundante sobre los engaños que la mente genera por cuenta del entramado que generamos con cada encuentro y relación que tenemos en la vida. Algunas reacciones terminan siendo automáticas, unas más meditadas y otras posiblemente con mayor detenimiento entran a ser escrutadas en los detalles para tomar alguna acción al respecto. En este sentido, los sesgos particulares que cada persona ha desarrollado al final compiten con la información disponible para tomar la acción requerida. En algunos casos los sesgos tomarán ventaja y en otras, la información que se tiene será la protagonista para movilizar los esfuerzos requeridos.

Así las cosas, la mente humana genera una evaluación de pérdidas y victorias de forma relativa y no absoluta, esto es, los individuos situamos y valoramos las acciones respecto de algún punto de referencia (válido para ellos), alrededor de la situación actual o de sus expectativas. Lo anterior significa que cuando se evalúan riesgos, se toman en cuenta los pequeños cambios respecto al riesgo revisado, en lugar de consultar la línea base del nivel de riesgo disponible, lo que puede llevar a sentirse aliviado por reducir un riesgo enorme en una pequeña porción, o excesivamente preocupado por el aumento un riesgo ínfimo (Martin, 2019).

La asimetría natural de esta condición humana establece en algún punto de la reflexión individual el apetito de riesgo que la persona está dispuesta a tomar, esa acción que sabe demanda una posición valiente y calculada (no temeraria y sin previsión) donde se lanza a transformar su entorno actual para alcanzar una nueva posición privilegiada, que le otorga nuevos beneficios, no sin antes pasar por la zona incómoda donde se retan sus propias seguridades y se desafía todo aquello que previamente ha aprendido. Si bien, nada avanza en la zona cómoda, tampoco tomar riesgos de forma inocente y sin reflexión lleva a resultados saludables.

Los seres humanos configuran un cúmulo de percepciones y experiencias que establecen algunas veces obstáculos para movilizarse en momento de crisis, y en otras, son facilitadores del aprendizaje que los llevan a condiciones resilientes, donde son capaces de superar sus propios prejuicios y establecer nuevos referentes de acción y transformación. 

Las amenazas por lo general son más convincentes que las oportunidades (Martin, 2019), por tanto desde las realidades propias de cada persona es necesario retar sus propios supuestos para que rompiendo los engaños de la mente, sean sus propias motivaciones y expectativas las que confronten la realidad, transformen sus miedos y dudas en puntos de referencia que regulen las emociones y mejoren la habilidad de permanecer enfocados en aquello que se quiere alcanzar, a pesar del ruido y las distracciones del mundo.

El Editor 

Referencia

Martin, P. (2019). The rules of security. Staying safe in a risky world. Oxford, UK.: Oxford University Press