domingo, 6 de abril de 2014

Alquimia Económica



La alquimia en general en la antigüedad buscaba la transformación de metales vulgares o comunes en metales preciosos, de altísimo valor. Aunque los antiguos fallaron, dejaron abierta la puerta a enormes desarrollos humanos y científicos que tenemos en la actualidad. Hoy autores modernos, hablan de muchos tipos de alquimia, una de ellas la alquimia económica. Según Paul Pilzer, la alquimia económica consiste en “la habilidad de tomar algo que tiene poco valor y convertirlo en algo con un valor significativamente mayor”.

Esta teoría, nos muestra la capacidad de los seres humanos para construir riqueza en todos los ámbitos de la vida. Es decir, solo podemos transmutar o cambiar lo que somos hoy, si estamos dispuestos a mejorar la vida de otros, si añadimos verdadero valor a las vidas de otras personas. Revisando las anotaciones de Robbins, en su libro “Controle su destino” encontramos elementos que verifican diferentes formas en las cuales es posible expandir los horizontes, cuando logramos beneficiar a otros. 

Expandir continuamente nuestros conocimientos, afinar nuestras habilidades, para compartir más y ayudar más, desequilibra la balanza del logro a favor de nuestros sueños, pues los intereses que se persiguen tienen un fin superior, que canaliza la fuerza del esfuerzo para modificar la vida de otro y revelar el potencial superior que yace en ese ser humano. Lanzarse a desaprender y crear una nueva realidad para el prójimo descubre la riqueza humana y espiritual que hay reservada para los que se donan a sí mismos. 

De otra parte, tenemos los empresarios, cuyo verdadero propósito es crear productos y servicios que aumenten la calidad de vida de todos aquellos clientes a los que sirve. Si esto se logra, la prosperidad del negocio no se hará esperar. Cuando el emprendedor, logra obsesionarse con esta declaración, se crea a una ola de generosidad y riqueza que se canaliza en la distribución y comercialización del producto y/o servicio que termina contagiando a su entorno, generando un efecto viral que beneficia a todo cuanto toca. 

La pregunta entonces, que formula Robbins, es: ¿Cómo puedo añadir más valor en cualquier ambiente en que me encuentre? Un interrogante que tiene respuesta en el interior de cada persona, de cada individuo que se lanza a movilizar sus dones y talentos para canalizar la fuerza sobrenatural de DIOS en la sociedad, en sus entornos de trabajo, en su vida personal, en su vida familiar. 

Si quiere mantener esta alquimia económica vigente en su vida, recuerde una ecuación sencilla y efectiva: desgástese menos emocionalmente e invierta la diferencia en la potenciación de sus talentos, sólo así permanecerá en la frontera del bienestar personal y económico, para que luego tenga la suficiente capacidad, para generar valor emergente y remanente, con el cual exceda todas sus necesidades y forme nuevos maestros “alquimistas” que superen sus logros de transmutación alcanzados hasta el momento. 

Desarrollar la habilidad de la alquimia económica, pasa por la alquimia espiritual, esa que está animada por la caridad y la fuerza personal, por el cambio de creencias negativas por pensamientos positivos, por la motivación permanente de proteger sus emociones, para continuar cambiando su entorno, declarando y decretando la presencia de DIOS en sus vidas como fuente inagotable de gracia y bendición. 

El Editor

Referencias
ROBBINS, A. (2014) Controle su destino. Despertando el gigante que lleva dentro. Cuarta Edición. Ed. Debols!llo 

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