La vida es un reto permanente de aprender, desaprender y reaprender, un ciclo virtuoso que todo el tiempo nos mantiene en una postura vigilante para reconocer y anticipar los cambios, para estar adelante en la curva y así proyectarnos en medio de los retos que nos propone la dinámica actual. Este ejercicio demanda una apertura y disposición individual para salir de la zona conocida y avanzar en medio de nuevas estructuras y condiciones del entorno, lo que exige el desarrollo de habilidades cognitivas, afectivas y socioculturales que nos transformen y nos lancen a nuevos estados de madurez personal y profesional.
Aprender depende del contexto y se desarrolla en la construcción de relaciones con otros. Es una aventura que implica salir de nosotros mismos y encontrarnos con las reflexiones y posturas de los otros, para establecer nuevos linderos de análisis que nos lleven a situaciones y escenarios antes desconocidos, o muchas veces, a repensar aquello que ya conocemos. Esta interacción natural de los seres humanos, modela tanto los comportamientos como los conocimientos que desarrollamos, como un proceso que habilita un diálogo entre pares, que invita construir un sentido particular para las cosas, una lectura distinta y retadora del entorno donde se interactúa.
Alcanzar la conciencia del ciclo virtuoso referido previamente implica apertura a la escucha sin hostilidades, sin imposiciones sobre el otro, dispuestos a dejarnos interrogar en aquello que sabemos y sobremanera, abrirnos a la sorpresa y novedad que implica explorar nuevas opciones y oportunidades (Moncada & Cardona, 2023). Es una postura para construir un equilibrio dinámico, que a lo largo de un diálogo abierto y sincero entre iguales, revela novedosos significados de la realidad, establece indicaciones sobre aspectos invisibles hasta el momento y elabora distinciones que sugieren aspectos inéditos del contexto. Esto es, situar presupuestos epistemológicos que nos acerquen al desarrollo de nuevas formas de hacer, pensar y transformar nuestra propia realidad.
Aprender, desaprender y reaprender más que un ciclo y una receta para aplicar en la vida, debe ser una pedagogía permanente que posibilite compartir experiencias, conocimientos y valores que privilegien la aventura de la construcción de nuevos saberes y el desarrollo de habilidades cognitivas que nos lleven a la esencia misma del conocer: el saber preguntar (Moncada & Cardona, 2023). Preguntar es al tiempo un arte y una ciencia. Un arte, pues surge en diferentes momentos de la vida cotidiana, de la lectura de textos, observaciones del entorno, de experiencias intensas o momentos de ocio. Y una ciencia, pues muchas veces está intencionada y situada en un ámbito específico de análisis, que lleva luego a una metodología para lograr ofrecer respuestas parciales.
Aprender, desaprender y reaprender es en últimas, una manera como los humanos inventamos el mundo en que vivimos, donde es posible procesar y elaborar nuevos conocimientos y saberes desde la lectura particular del mundo que hacemos cada uno de nosotros. No se trata de un proceso sofisticado o restringido para los científicos o estudiosos, sino de una condición natural del hombre que situado en sus intereses particulares y retos personales, decide qué, cómo, cuándo y dónde descubrir aquello que es relevante para transformar su vida, sin perjuicio que eventos inciertos o inesperados lo sorprendan, y lo lleven a un nivel superior de conciencia y por tanto, de transformación personal, profesional y espiritual.
El Editor
Referencia
Moncada, J. S. & Cardona, F. J. (2023). Los futuros del aprendizaje. Innovación y prácticas educativas para configurar el futuro de la humanidad. Bogotá, Colombia. Cooperativa Editorial Magisterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario