sábado, 10 de agosto de 2019

Jaulas de oro

Muchas veces algunos se encuentran atrapados en una jaula de oro. Viven una realidad de comodidad, de seguridad y sin sobresaltos, donde cada día no hay novedad más allá de las nuevas 24 horas que tiene el siguiente día. Al tener todo resuelto, los sueños se acomodan y toman forma de la misma realidad, dejando de tener ese sentido de reto y descubrimiento permanente.

Cuando el hombre tiene en abundancia tiende a acomodarse, a generar una zona conocida que lo vuelve descuidado, perdiendo su capacidad de asombro, de identificación de rarezas, inconsistencias y contradicciones, donde se pueden encontrar nuevas oportunidades y amenazas que sugieren inestabilidades previsibles, pero que se ocultan por nuestra ceguera de lo conocido, y por la incapacidad de ver fuera de los patrones que la realidad establece.

Cuando el ser humano tiene lo básico para su desarrollo, como dice Maslow, se prepara para evolucionar y avanzar. Esto es, encuentra los elementos necesarios y suficientes para mantenerse en ruta, sin perder su espíritu de aventura, su sentido de reto, ni su ánimo de trascendencia. Encontrar el escenario base donde el hombre se expone a sus propios temores, es ubicar su punto de inflexión y el pivote desde donde construye su propio presente y anticipa el futuro.

Estar atrapado en la cotidianidad, en esos momentos que no tienen variedad, donde parece que nada pasa, es aventurarse a quedar bien preparado para un mundo que ya no existe. Luego, para una realidad que cambia y evoluciona, donde los espacios para proponer y prosperar están disponibles todos los días, debes permanecer atento y evitar quedar adormilado en la seguridad de tus propios pensamientos y condiciones laborales.

Cuando entiendes que cualquier empleo que tengas es temporal, que la realidad cambia de un momento a otro y para lo cual debes estar listo, entras en la nueva dinámica del mundo actual donde la incomodidad es la base de la renovación, el incierto el fundamento de tus capacidades para innovar y la inestabilidad el soporte en la toma de decisiones. Cuando decides mantenerte en movimiento y atento a las volatilidades, estas en la ruta de alcanzar nuevos destinos y fronteras que nunca pensaste cruzar.

No asumas nunca que la estabilidad es la norma del mundo conocido. No asumas que las cosas no cambiarán, no asumas que el imprevisto o el incierto no van a llegar, pues estarás expuesto a la debilidad misma del hombre que se acostumbra a las certezas, al camino delineado y reiterado por muchos, y escasamente cuestionado por pocos. Estar atrapado en la comodidad de la abundancia y en la dinámica de un rebaño, es comprometer los retos que son necesarios para llevarte al siguiente nivel de tu propia evolución.

Podrás tener logros, promociones, reconocimientos y aplausos muy merecidos por tu labor; pero si esos no corresponden al sentido de trascendencia y a la esencia misma de tu vocación, serán sonidos sordos que no resuenan en tu interior, que no elevan la frecuencia de tu propio destino. Por tanto, que tu vida sea una constante renovación y balance entre tus luchas y sueños, para que la cotidianidad del mundo no te alcance, y si lo hace, sepas como liberarte y abrirte nuevamente al horizonte inexplorado, donde la divinidad te espera para hacerte heredero de su promesa: abundancia y generosidad para aquellos que creen sin haber visto.

El Editor

No hay comentarios:

Publicar un comentario